Septiembre ya no implica un regreso uniforme a las oficinas. Con los modelos híbridos, la asistencia es irregular y exige al FM apoyarse en datos para garantizar bienestar, eficiencia y experiencia.
La vuelta a la oficina en septiembre sigue marcando la reactivación de espacios, obligando al Facility Manager a revisar instalaciones, reprogramar sistemas y poner a punto los equipos. No obstante, si antes la estacionalidad era la única que definía el calendario de ocupación, ahora convive con un segundo factor decisivo: los modelos híbridos, que han convertido la reincorporación en un proceso irregular y variable.En este nuevo marco, el Facility Manager ha pasado de una gestión de espacios marcada por horarios rígidos a una basada en el uso real, articulando su labor en torno a tres ejes prioritarios: bienestar, eficiencia y experiencia de usuario.
Bienestar gracias a datos
Para empezar, el Facility Manager debe garantizar el bienestar continuo de los empleados mediante indicadores objetivos –y no percepciones–. En este sentido, la monitorización ambiental ofrece en tiempo real datos sobre calidad del aire (IAQ), temperatura o humedad, permitiendo actuar con rapidez ante cualquier desviación.
Eficiencia según uso de espacios
El segundo eje se centra en la gestión eficiente de los espacios. Gracias a sensores inteligentes instalados en puntos estratégicos, el FM puede conocer en tiempo real qué zonas están activas y detectar patrones de uso por salas, plantas o franjas horarias. Esta información le permite ajustar la climatización y ventilación en función de la demanda real, evitando arranques sobredimensionados.
Experiencia de usuario óptima
Además, los mismos datos de ocupación que sirven para optimizar la eficiencia se convierten en grandes aliados para mejorar la experiencia con los espacios. Entre otras, hacen posible la preparación de salas cuando hay reservas, la activación de la iluminación y ventilación por presencia, y la calibración de servicios según el flujo real de personas. De este modo, el FM convierte la vuelta a la oficina en una experiencia positiva que refuerza el vínculo con el espacio de trabajo.
Bonus track: energía y seguridad operativa
Más allá de los tres ejes principales, la energía y la seguridad técnica representan también frentes decisivos para el Facility Manager. La presión regulatoria y los compromisos ESG exigen una gestión mucho más precisa que antes, capaz de asegurar tanto la eficiencia como el cumplimiento normativo. Una capacidad asumible gracias al smart metering, que aporta al FM una visión detallada y continua del consumo eléctrico.
A través de contadores inteligentes conectados, mide cuánto se gasta, cuándo y en qué condiciones, ofreciendo una trazabilidad antes imposible con lecturas manuales o estimaciones. Esta granularidad permite detectar picos anómalos, localizar ineficiencias y modular el consumo energético según las necesidades reales, asegurando además el cumplimiento de normativas ISO (como la ISO 14064 o la ISO 50001, entre otras) y estándares de eficiencia energética. Además, los sistemas de detección aportan una capa extra de protección frente a fugas de agua, humo o sobrecalentamientos.
Caso de éxito: Building Lab de Monolitic
El Building Lab de Monolitic nació con un reto por delante: optimizar la gestión de las instalaciones mediante una visión precisa y en tiempo real del estado de los espacios, creando entornos más eficientes, sostenibles y seguros y facilitando, además, el acceso a la información recogida por los sensores. Para hacerlo posible, Monolitic equipó sus oficinas con dispositivos IoT que miden ocupación, calidad del aire, seguridad, condiciones ambientales y consumo eléctrico. Los datos recogidos se centralizan en la solución Bnergy, empleada para el Facility Management e integrada con AVEVA Cloud, lo que permite disponer en todo momento de una visión real del estado de los espacios, los dispositivos en funcionamiento y posibles incidencias. Este proyecto reafirma nuestro marco de actuación ante la gestión de edificios, transformando los espacios en entornos inteligentes, seguros y al servicio de sus usuarios. Atrás ha quedado aquella época en la que la gestión de edificios era casi sinónimo de previsión estática, dando pie a cómo la conocemos hoy: un ejercicio dinámico, basado en datos y que ofrece una capacidad de respuesta prácticamente inmediata. Septiembre, con la vuelta a la oficina, es el momento idóneo para ponerlo a prueba y recordarnos que los edificios son escenarios vivos al servicio de quienes los utilizan.

Daniel Cascante Nogales. IoT Business Manager