El sector de Facilities Management (FM) atraviesa una transformación acelerada impulsada por la digitalización. Sensores IoT, sistemas BMS (Building Management System) avanzados, mantenimiento predictivo, plataformas conectadas y automatización están redefiniendo la gestión de edificios e infraestructuras. Este cambio aporta eficiencia y control, pero también amplía la superficie de ataque digital. Por ello, la ciberseguridad se ha convertido en un pilar estratégico garantizar tanto la continuidad operacional como la seguridad física de las instalaciones.
En un entorno donde lo digital (IT) y lo físico (OT) están profundamente entrelazados, un ciberataque puede tener consecuencias directas sobre el mundo real: manipulación de la climatización, desactivación de alarmas, bloqueo de accesos, alteración de ascensores o interferencias en sistemas contra incendios, ya no son escenarios hipotéticos. La interconexión aumenta el valor, pero también el riesgo. Por eso, el FM debe adoptar un enfoque integral donde la ciberseguridad y la seguridad física trabajen de forma conjunta.
Identificación y gestión de riesgos: el punto de partida
Antes de implementar soluciones técnicas, es imprescindible realizar una identificación y gestión de riesgos rigurosa. Esto comienza con un inventario exhaustivo de los sistemas conectados en el edificio: desde el BMS hasta cámaras de videovigilancia, sensores IoT, sistemas de control de accesos, dispositivos de climatización o estaciones de carga eléctrica.
Con este inventario, se evalúa el impacto potencial de un fallo o acceso indebido en cada elemento. La coexistencia de tecnologías de distintas épocas y proveedores genera desigualdades de protección, por lo que la gestión del riesgo ayuda a priorizar, reforzar sistemas críticos y planificar mejoras. Este análisis debe actualizarse periódicamente, sobre todo al incorporar nuevos dispositivos o servicios.
Medidas clave: segmentación, autenticación y actualización
Con el mapa de riesgos claro, la primera medida esencial es la segmentación de redes. Los sistemas críticos no deben compartir la misma red que los equipos de oficina o los dispositivos de usuario. Separar entornos limita el movimiento lateral de un atacante y reduce el impacto potencial de un incidente.
La autenticación robusta es otro eje esencial. Las contraseñas débiles o por defecto sigue siendo una vulnerabilidad común en entornos IoT y BMS. Implementar credenciales fuertes, autenticación multifactor y accesos basados en roles es fundamental.
A ello se suma el mantenimiento continuo: actualizar software, aplicar parches, retirar equipos obsoletos y revisar configuraciones inseguras. La seguridad no es un estado, sino un proceso continuo que requiere disciplina.

Businesswoman using electronic key card to open turnstile gate at office building entrance, modern security system
Protección de la información sensible
Las empresas de FM gestionan información altamente sensible: planos, protocolos de acceso, grabaciones de cámaras, datos de ocupación, históricos de mantenimiento e incluso detalles sobre infraestructuras críticas. Esta información puede utilizarse para planificar ataques físicos o digitales, por lo que su protección debe ser prioritaria.
Es recomendable aplicar cifrado tanto en tránsito como en reposo, así como establecer controles estrictos de acceso basados en necesidad y responsabilidad. Los registros de actividad deben permitir rastrear cualquier operación o intento de descarga no autorizado. Igualmente, los intercambios de información con proveedores o clientes deben realizarse mediante canales seguros.
Detección y respuesta: el valor del SOC
Aun con buenas medidas preventivas, ningún entorno está libre de incidentes. Por ello, reforzar las capacidades de detección y respuesta es esencial Un Centro de Operaciones de Seguridad (SOC) -propio o externalizado- permite monitorizar los sistemas en tiempo real y detectar comportamientos anómalos antes de que se conviertan en incidentes graves.
En FM, esta monitorización es especialmente útil porque muchos ataques se manifiestan como pequeñas irregularidades: dispositivos que dejan de reportar, accesos inusuales a cámaras o cambios inesperadas de parámetros ambientales. Un SOC puede detectar señales y activar protocolos de contención y recuperación, reduciendo el impacto.
El factor humano: la pieza clave
Ninguna tecnología es suficiente sin una cultura interna de seguridad. En FM conviven perfiles muy diversos, y un error humano puede comprometerlo todo. La formación continua, la gestión correcta de accesos temporales, el reporte de comportamientos anómalos y el uso responsable de dispositivos son elementos esenciales en la operativa diaria.
La digitalización está transformando el FM y creando nuevas oportunidades, pero solo será sostenible con una estrategia sólida de ciberseguridad que integre la seguridad física y digital.

Francisco Fernández Abellaneda. Director de Industria & Consumo en Ciberseguridad de IndraMind (Indra Group)



